lunes, 28 de junio de 2021

El olvido que seremos, a solas....


 Imagen tomada del libro "A solas", de Idalia Candelas.


Hace algunos años me regalaron un libro. Olvidé quién lo hizo. Fue una acción deliberada. No olvido, en cambio, que trataba “sobre la fugacidad de nuestra existencia, encaminada siempre hacia el momento en que dejaremos de ser”. En algunas ocasiones sobreviviremos algún tiempo en la memoria de otros, pero también esa memoria desaparecerá. “Porque estamos condenados al polvo y al olvido”.

Por ello, como dice el libro “a todas esas personas  con las que está tejida la trama más entrañable de mi memoria”, a todas mis amigas, hermanas, compañeras, quiero decirles que al igual que ustedes hay ocasiones, en las mañanas, en que deseo permanecer dormida cinco, diez, quince minutos, quizá algunas horas más. A veces, deseo no levantarme porque el cansancio del trabajo diario intenta ganar.

Al igual que muchas he vivido momentos dolorosos, momentos en que no encuentro a qué objetivo aferrarme para seguir. He vivido desilusiones, violencias y traiciones, a veces de quien menos lo esperaba. He vivido dolorosas pérdidas, pero también muestras de verdadera amistad y de amor.

Hay tardes en que bebo el six de cervezas que compré para toda la semana y está bien, no me juzgo ni permito que alguien más lo haga, procuro regalarme momentos para encontrar un respiro. Si lo deseas podemos hacerlo juntas y, mientras tanto, dialogar o hacer catarsis. Créeme, funciona muy bien cuando la copa de vino tinto, se bebe al interior de un carro en la cochera de tu casa. Es, incluso, divertido. Los vecinos siempre voltean a ver como para adivinar lo que se comenta en ese vehículo de la amistad.

Querida amiga, hermana y compañera, te entiendo y estoy aquí, siempre, para lo que requieras. Para mal asesorarte de algún un medicamento que te alivie el dolor. Manda un mensaje, una señal, para saber de ti. Yo haré lo mismo. Si lo necesitas te regalo la fuerza y la fe que me mantiene. Te regalo mi escucha y mi compañía. Pero por favor permanece, insiste, aférrate a las cosas buenas que sí suceden de vez en vez. Permíteme acompañar tu camino. Cuentas con mi empatía y con los silencios necesarios. A veces, también es importante estar a solas.

Querida amiga, compañera, hermana, siempre lucharé por empatar tus memorias con las mías, por rescatar del olvido -como dice el libro-  lo que es prácticamente inevitable: “El Olvido que Seremos”.

Mientras ello sucede vive en compañía o a solas, pero vive. Si no te envío mensaje, si no te llamo, si no te visito porque la dinámica diaria me consume, no olvides que estoy allí -aunque en la distancia- presente para ti. Al menos que el olvido al que estamos condenados todos se postergue un instante más.

viernes, 11 de junio de 2021

La paridad de 2021 aun no es de representación




Image tomada del blog delaJusticia.com
https://delajusticia.com/2015/06/15/hablando-de-la-justicia-desde-la-experiencia/ 

La paridad de 2021 aun no es de representación

Por
Adriana Guadalupe Rivero Garza
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Hablar de paridad implica, en primer término, reconocer y dar sentido a un movimiento político que lleva más de un siglo reivindicando la participación de las mujeres en el ámbito público y que, aunque en nuestro país se ha consolidado como un principio constitucional, aun enfrentamos retos para ver garantizado el derecho a la igualdad sustantiva en el ámbito político y electoral, no se diga en la representación de una nación o una sociedad.

La paridad, de nuestro país en 2021, es compleja, requiere del análisis contextual e histórico; sin embargo decidí centrarme solo en el enfoque o análisis feminista orientado al poder crítico de la teoría y la práctica. 

Y quisiera comenzar con una pregunta que tomo de la historiadora feminista Joan Scott: 

¿Las mujeres forman parte del cuerpo de votantes y son elegibles para un cargo en las mismas condiciones que los hombres?

Si la respuesta es afirmativa, entonces podemos decir que en nuestro país contamos con un sistema democrático igualitario.

Si la respuesta es negativa, o dudamos en responder con un sí, quizá valga la pena revisar los motivos por los cuales, a pesar de contar con normativa de avanzada en la materia, aun las mujeres no pueden votar, ser votadas o participar de manera igualitaria, libres de discriminación y violencia en la vida democrática del país.

Me parece importante comenzar con esta pregunta para desmenuzar las diferentes formas de manifestación, controversia y resistencia social, política y partidista al momento de hacer efectivo este principio constitucional que, aunque tiene como fundamento los derechos humanos de las mujeres, aun no se logra de manera real.

Piensen en las diferencias que existen entre el cuerpo de votantes mujeres y cuerpo de votantes hombres, ¿qué ven? Quizá a mujeres líderes de colonia haciendo política con redes de mujeres. Quizá a hombres sentados en un café realizando acuerdos políticos. ¿Cómo votan las mujeres y cómo lo hacen los hombres, hay diferencias, qué intereses los mueven?

Ahora piensen en las diferencias entre mujeres y hombres elegibles para un cargo. Quizá dichas diferencias están relacionadas con el aspecto físico, más si se trata de mujeres, pero también con las condiciones sociales, económicas, políticas, de salud; de las relaciones de poder, las redes familiares y hasta de amistades.

Sin duda la paridad tiene como fundamento el derecho a la igualdad entre mujeres y hombres; es decir, que tanto unos como otras tengan derecho a votar, ser votados y participar en un proceso electoral y en ocupar cargos de elección o toma de decisión.

Sin embargo, la paridad tiene un alcance mayor, porque las demandas para hacer efectivo este principio deben estar orientadas no solo a reconocer a las mujeres, en las mismas condiciones que los hombres, sus derechos político-electorales; sino que está relacionado con justicia democrática y social.

Hablar de paridad implica asumir que las mujeres, son ciudadanas con posibilidad real de fungir como representantes de una nación o una sociedad.

Es brindar identidad representativa a las mujeres. Y eso, aun no sucede en nuestro país. Aun escuchamos frases como: “no hay mujeres que tengan la capacidad de gobernar”, “no hay mujeres que tengan la capacidad de contender contra fulano de tal”, “no hay mujeres que logren consensos en el partido”, “las mujeres no saben gobernar”.

Todas esas frases, y mas que se escuchan en todos los espacios, tienen como telón de fondo una idea: “las mujeres no representan lo público, sino que representan lo privado”.
 
Algunos discursos disfrazados de progresistas indican que “las mujeres son capaces de gobernar, pero aun no se consideran verdaderamente representativas”. Esa idea, también tienen como antesala una serie de exclusiones, discriminaciones y violencias por motivos de sexo y de género. Uno de los grandes retos que enfrentaremos en este proceso electoral.

En la actualidad, aun con los grandes avances que hemos tenidos en materia de reconocimiento de derechos político-electorales de las mujeres, de igualdad y de paridad, “simbólicamente” -lo subrayo- no existen las mujeres representantes de la Nación. 

Aunque en el 2021 podemos hacer un importante recuento del trabajo de mujeres legisladoras, magistradas, gobernadoras, presidentas, primeras ministras; en el imaginario colectivo “la mujer representante de la Nación” no existe; en el imaginario social, las mujeres que ocupan cargos de elección, representación o toma de decisiones son equiparadas al varón, al ciudadano representante de un sistema democrático.

Si aun no les convence esto que estoy diciendo procuren recordar cuántas veces han escuchado: “es que, esa mujer, para estar en el lugar que ocupa ha tenido que masculinizarse.” 

La mujer representante no existe, existe la mujer que para ser representante ha tenido que actuar como lo hacen los hombres.

Por ello, dialogar sobre la paridad implica traer a la mesa la crítica teórico-política del o los sistemas de democracia representativa. Misma que, como ustedes saben, tiene sus raíces en la Revolución Francesa, a partir de la cual se concibió al individuo político como una abstracción, al ciudadano representante de la Nación, la cual depositaba en él su soberanía, de manera tal que sus actos eran, por definición, una expresión de la voluntad general.

Esta abstracción -heredada- significó hacer caso omiso de los atributos que distinguían a la gente en su vida cotidiana, a las personas con diferencias sexuales, con necesidades y contextos sociales diversos.

Lo que hizo el movimiento de mujeres y feminista, fue cambiar el imaginario colectivo sobre el significado del ciudadano; en el caso que nos ocupa lo ha hecho a través del principio de paridad.

Pugnó por el cambio de la noción de individuo, de ampliar su capacidad de abstracción para incluir las diferencias alguna vez consideradas irreductibles, como la de ser mujer o mujeres, y que con el paso de los años se fue ampliando a otras condiciones como la de ser joven, migrante, homosexual, con discapacidad, etcétera.

En México y en nuestro estado, han existido grandes avances en materia de participación y representación política de las mujeres; de los cuales se ha hablado y seguramente quienes participan en este conversatorio presentarán con mayor amplitud.

Dichos logros son resultado de la decidida participación de la sociedad civil y del movimiento feminista, que exigen la actuación de las autoridades electorales, administrativas y jurisdiccionales.

Para hacer efectiva la Ley, se ha tenido que recorrer un camino sinuoso, muchas veces obstruido por las múltiples discriminaciones y violencias para hacer realidad el derecho a la igualdad en el ámbito político-electoral y en la vida democrática de nuestro país.

El movimiento feminista por la democracia igualitaria ha fomentado mayor participación y acceso de las mujeres a puestos de elección y toma de decisión, demostraron que las mujeres son individuos capaces de participar en la política, de representar a la nación e instituyeron la norma para los procesos electorales: a través de acciones afirmativas, cuotas de género hasta llegar al principio de paridad.

No se trata de afirmar que las mujeres representan solo a las mujeres; sino que las mujeres son tan capaces como los hombres de representar a la nación y que sus evaluaciones y toma de decisiones son tan variadas como la de los hombres.

El movimiento feminista eleva a rango de ley, el derecho de las mujeres a la igualdad, exigiendo que los puestos de elección fueran repartidos equitativamente entre hombres y mujeres. 

Sin embargo, hay que decirlo, la materialización de la Paridad Transversal ha tenido sus propios embates, dada la cultura machista y misógina que aun causa estragos en la democracia de nuestro país. Y que, a pesar de ser Ley, debe acudirse al control judicial y al movimiento social para garantizar este principio.  

La paridad, entonces, es la enunciación y la práctica real del derecho a la igualdad en la representación en un sistema democrático; -tal como lo dijo Gisele Donard- “para que las mujeres tengan las mismas posibilidades de influir en el destino común, de pensar en el futuro global de la sociedad y no solo en el problema de los cuidados diarios”.

Definitivamente la Ley es constitutiva de sujetos y establece relaciones reales y simbólicas, por ello la importancia de las reformas constitucionales y de la normativa electoral. 

La reforma constitucional en materia de paridad en nuestro país representa el mayor avance en el reconocimiento del derecho a la igualdad en la Representación de la Nación y, quizá, en el parteaguas para eliminar de una vez por todas la división sexual del trabajo. 

Con la llamada paridad en todo, se marcó un momento histórico para garantizar los derechos políticos de las mujeres, ahora no solo se podrá exigir que la mitad de los cargos de elección o de decisión sean para las mujeres en los tres poderes del Estado, en los tres órdenes de gobierno, en los organismos autónomos; sino que se consolida o se afirma una identidad política, la de las mujeres en tanto ciudadanas representantes.

Sin embargo, todavía falta camino por recorrer, la instrumentación práctica de la ley todavía reflejará importantes retos para garantizar que las mujeres son representativas de lo universal en la misma forma que los hombres.

Aún se requieren cambios estructurales para que las mujeres tengan una participación paritaria real y efectiva, es decir, que no solo implique que las mujeres ocupen equitativamente los cargos públicos o de elección, sino que realmente tomen decisiones, y lo hagan libres de discriminación y/o violencia. 

Las reformas constitucionales deben significar que la representación simbólica del pueblo está abierta a las mujeres, para reconocerles legitimidad política; porque la paridad tiene que ver con la igualdad y con la democracia y su funcionamiento interno.

La paridad es, además, un llamado a la justicia social, no nada más a la reforma legal. Por ello, se requiere que se garantice el que las mujeres que participen de los procesos electorales en condiciones de igualdad, de no discriminación y libres de violencia. 

Mientras se les sigan asignando distritos perdedores, se les deje solas en sus registros o campañas políticas, sin estructuras o financiamiento; mientras no se reconozca que las mujeres dan la vida a los partidos políticos y elevan el debate político, mientras el sistema político-partidista funcione como un mecanismo que sistemáticamente las excluye, no se puede hablar de un sistema democrático paritario.

Por ello, para que la paridad sea real, se requiere, un cambio en las relaciones de poder y en el monopolio del poder político. 

Además, debe existir una concordancia de acciones y políticas para la conciliación de la vida laboral y familiar; porque la sociedad ama a las mujeres cuando son madres, pero las odia cuando son gobernadores, alcaldesas, diputadas, senadoras o funcionarias públicas.

Por lo que subrayamos: la paridad en todo no solo implica reformas a la ley para lograr la participación y representación en condiciones de igualdad, sino rompimiento de la división sexual del trabajo.

La paridad tiene que ver con la justicia en el acceso a la toma de decisiones tanto en el espacio público como en el privado. En reconocer a las mujeres como símbolo de un nuevo enfoque de la política. 

Una destacada activista francesa decía: “El movimiento por la paridad tiende a construir no un partido político sino que apunta a una coalición de mujeres efectivas dentro y fuera de los partidos, para que se reconozca el lugar social y político que les es debido”.








lunes, 25 de mayo de 2020

Sutil Misoginia. Misoginia Impune





¿No es ese desdén hacia la vida de las mujeres
 una forma de misoginia en sí mismo?
(Nuria Varela: 2017)

Luego de un proceso intenso, desgastante, que nos llevó varios días y noches, en la sistematización de datos estadísticos sobre violencia contra las mujeres en Zacatecas, logramos compilar, analizar y verificar información de más de siete instituciones, para tener listo el segundo informe sobre las atenciones a la violencia familiar durante la contingencia por COVID-19.

Además de hacer público el informe de manera oficial, es decir, como parte de gobierno del estado, difundí los datos en mis redes sociales: “aumentan las atenciones sobre violencia familiar en un 90.25%”.

A los pocos días de haberlo hecho, recibí un mensaje que, desde mi punto de vista, fue ofensivo por venir de quien venía: esas cifras son falsas –me decían–. Ayer se habló del tema. Ojalá te informaras más antes de difundir falsedades.

Esa persona, o cuenta o bot, se refería a una reunión que sostuvieron en secretaría de gobernación, el secretariado ejecutivo del sistema nacional de seguridad pública, la comisión nacional para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, el instituto nacional de las mujeres, el instituto de desarrollo social, entre otras autoridades federales. Lo sé porque ese mismo día nos dijeron que la Ministra en Retiro nos enviaba un saludo y reconocía nuestro trabajo en las entidades federativas.

Al mensaje en redes respondí que esos datos no eran falsos, que se referían a las estadísticas de atención de distintas instituciones públicas en Zacatecas. Aun así, reiteraron: son falsas, 911, Segob, Inmujeres, Conavim e Indesol tienen otros números (…) la violencia reside en quienes intentan violentar el ambiente a base de mentiras.

Cansada de tanto trabajo y de que constantemente se cuestione nuestro actuar, avisé a los chats que tenemos con Inmujeres e Indesol; recibí mensajes solidarios de mis homólogas, no así de las titulares de dichas instancias. Además, interpuse denuncia ante la policía cibernética.

Gran sorpresa me llevé cuando supe que la cuenta de la cual me escribieron pertenece a una red de redes sociales que trabaja para algunas instituciones federales; y allí tenía la reacción por atreverme a decir que sí hay incremento, que las atenciones no son falsas y que detrás de los números hay mujeres y niñas en condiciones de violencia muy graves.

Gran decepción me llevé al saber que son las propias instituciones federales las que vigilan a sus homólogas en las entidades federativas, realizando llamadas telefónicas para verificar que efectivamente estemos trabajando y brindando los servicios, como si no existiera un sistema federal en México. Por ello, lo grave del mensaje no era el intercambio de aseveraciones o descalificaciones de persona a persona (como muchas lo pensaron); sino de que proviniera de instituciones federales que usan sus aparatos y/o dispositivos gubernamentales contra el trabajo de los gobiernos locales. Vigilar y controlar.

Cansada y decepcionada de la violencia recibida de quienes se esperaba una reacción sororal; de que sea en el propio mecanismo para el adelanto de las mujeres en donde mayor violencia y menos solidaridad se vive; desgastada de tantas violencias internas, externas y hasta auto violencias,  decidí poner pausa y ausentarme a través de la lectura de Nuria Varela “Cansadas. Una reacción feminista frente a la nueve misoginia”.

Conforme avanzaba en la lectura, algunas frases me recordaron varios episodios que provocaron y provocan sentimientos de angustia, miedo y tristeza al estar al frente de la Secretaría de las Mujeres; y que quiero compartirles a manera de mostrar mi experiencia dolorosa en una institución que trabaja por el respeto de los derechos humanos de las mujeres, pero que en muchas ocasiones no puede garantizar ni los propios:

Primera frase: ¿De qué estamos cansadas? Del menosprecio.
Recién llegada a la Secretaría de las Mujeres me invitaron a participar en un evento del grupo estatal de prevención del embarazo en adolescentes, de la cual soy secretaria técnica. Me presenté temprano, aun no estaban los titulares, la mayoría hombres, así que decidí visitar los stand de servicios que cada institución ofrecía en ese lugar. Cuando acordé ya habían comenzado el evento, iniciaron sin mi, esperaron a que llegaran los masculinos e iniciaron, jamás me avisaron; me dejaron fuera a pesar de estar desde temprano. Luego me ofrecieron una disculpa, me comentaron que ya no me podían integrar al presídium porque ya estaba completo, que sería para la próxima. Me retiré del lugar con el primer nudo en la garganta.

Segunda frase: ¿De qué estamos cansadas? De la falta de respeto.
En algunas reuniones mi lugar siempre estuvo con las y los directores generales de los Institutos, no así de las Secretarías de Estado. En alguna ocasión preguntaron si había alguna intervención y fui la tercera en levantar la mano. Como hubo varias solicitudes para hacer uso de la voz decidieron que las intervenciones serían de derecha a izquierda. Así que esperé mi turno. Cuando por fin podría colocar el tema que me ocupaba, me brincaron, cedieron la participación a otro Secretario. Para hacerme notar, tuve que levantarme para fingir que iba al baño y miré con ojos de “sí existo” a quien fungía como moderador. Salí muy molesta por esa falta de respeto, cuando regresé, me entregaron el micrófono para poder participar. Segundo nudo en la garganta. A partir de entonces mi lugar está con las y los secretarios de estado.

Tercera frase: ¿Quiénes son hoy los guardianes del patriarcado que están ejerciendo esa presión?
En una ocasión se me ocurrió -como mi tuit sobre el aumento de la violencia familiar- declarar en medios de comunicación que, luego de los talleres en algunas secundarias de la entidad, encontramos que se realizaban prácticas que ponían en riesgo la integridad sexual de las jóvenes (en realidad usé otro término que escandalizó no solamente a la sociedad zacatecana, sino a México y hasta Argentina). Durante cuatro meses recibí todo tipo de descalificaciones, agresiones y violencias desde las instituciones, los medios de comunicación y de algunas organizaciones de la sociedad civil, ¿cómo se me ocurría ser tan irresponsable y exabrupta con mis declaraciones? Casi me ganaba una recomendación de la CNDH, hasta que aclaré cómo se había manipulado la información. Ese pasaje tan horroroso, que hacía que despertara a media noche por la falta de respiración provocada por la ansiedad, y que se haya vuelto una obsesión revisar a las 5:00am qué habían escrito sobre mi en los diarios locales, me enseñó que el patriarcado tiene guardianes y guardianas que no permitirían que sus cimientos se tambalearan; aprendí que en este ambiente las verdades deben declararse a medias si no quieres ser agredida día y noche. Tercer nudo en la garganta y primera sensación de angustia.

Cuarta frase: ¿Y de qué más estamos cansadas? De la soberbia.
Un día, como encargada de elaborar el informe de cumplimiento de la Alerta de Género en Zacatecas, solicité a algunos titulares, varones, sus acciones relativas a prevenir, atender o sancionar la violencia contra las mujeres. Me limitaré a transcribir sus soberbias respuestas: “¿Ud. quiere tener problemas conmigo? Adelante, no sabe con quien se mete, no sabe quien soy yo”; “Yo elaboro los reglamentos que quiera porque soy quien ordena en esta institución”; “Doña Adriana, Ud. no sabe de lo que estamos hablando, debe informarse, además la situación no me da para atender a mujeres y a hombres, esto debe ser parejo”. Cuarto nudo en la garganta y pavor por mi seguridad y la de mi familia.

Quinta frase: Las semillas del odio. ¡Sáquenme de aquí!
La mayoría de los mecanismos para el adelanto de las mujeres en México no cuentan con recursos presupuestales, materiales y personal suficientes para realizar las múltiples funciones atribuidas; los trabajos realizados son a marchas forzadas y con una inversión de tiempo que permita dar los resultados que constantemente nos exigen: nos levantamos temprano, nos dormimos tarde, desayunamos y comemos al mismo tiempo, y casi nunca hay recurso para comprar al menos unos tacos o unos burritos. Las titulares vivimos una tensión que pudiera definirse como “no somos de aquí ni de allá”, somos per se las hijas olvidadas de las instituciones y las enemigas de las organizaciones civiles. El principal ataque que recibimos proviene del personal de los institutos o secretarías, nos ganamos hasta demandas laborales que -segura estoy- en otras dependencias ni se lo plantearían, pero como trabajan en una que es dirigida por una mujer entonces hay que molestarla a costa de lo que sea generando la falsa idea de gran acosadora laboral. Al respecto no hay nada que hacer, solo recordarte todos los días que tú no tienes margen de error ya que esperan a que lo cometas para ser señalado, magnificado y publicado. Quinto nudo en la garganta y ganas de salir corriendo.

Sexta frase: Cuándo las mujeres sufren los índices de violencia, es la instancia de las mujeres la moribunda.
Llevo casi 4 años siendo de la responsable, sin serlo, de las violencias que viven las zacatecanas. De los asesinatos, de los feminicidios, de la violencia familiar, de la ineficiencia de las instituciones, de los malos servidores públicos, de la burocracia. De la filtración de audios y videos. De los señalamientos a los movimientos de mujeres y feministas. De los reclamos y los silencios. De los pronunciamientos emitidos y no emitidos. Hasta responsable del magro presupuesto asignado año con año y de la falta de apoyo a la política de igualdad. Aquí ya no hay nudo en la garganta, hay un deseo incontrolable de gritar, de expresarles que estoy harta de su evidente misoginia.

Séptima frase: El silencio, mandato patriarcal por excelencia.
Mi silencio ante la estructura misógina y patriarcal incrustada en el tuétano de las instituciones y de quienes las conducen, administran y operan, no es por complicidad, es por cansancio, cansancio absoluto; porque aprendes que hasta debes defenderte sola, que no hay quien acompañe esos procesos porque solo hay espectadoras. Es por decepción. Por vivir en carne propia la cultura del menosprecio, esa que te invita al silencio porque no hay nadie que le haga frente a la misógina impune.

Hay muchas frases en ese libro, la octava, la novena, la décima, que me recordaron que estoy cansada, quizá igual que muchas; harta del desdén hacia la vida de las mujeres, no sólo a la de las calles, a las de las comunidades, a las de las casas, sino también a la de las instituciones; cansada de solicitar, gestionar, exigir, llamar y explicar; cansada de que a cambio de tantas argumentaciones se obtenga un silencio o dos palomitas azules que indican que te dejaron en visto. Agotada de esa sutil misoginia que queda sin el castigo de quien realmente lo merece, que el castigo o señalamiento se traslade a la titular que no grita, no defiende, no reclama, no habla y no enfrenta al misógino que, además, todo mundo sabe que es impune.

miércoles, 26 de febrero de 2020

8 DE MARZO. LAS HUELGAS DE MUJERES CAMBIAN EL MUNDO




(Imagen de la colectiva feminista de Veracruz "Brujas del Mar")


Por Adriana Guadalupe Rivero Garza
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El próximo 9 de marzo se ha convocado a un Paro Nacional de Mujeres; una huelga feminista que comenzó a visibilizarse y tener mayor fuerza a nivel mundial a partir de 2017, pues en más de 40 países se organizó la interrupción, por un día, de todas las actividades productivas y reproductivas que realizan las mujeres.
No obstante, estas paralizaciones laborales remontan a la lucha que hace más de un siglo algunas obreras iniciaron en diversas partes del mundo (Rusia, Austria, Alemania, Estados Unidos, España). Los objetivos fueron diversos, en aquel entonces no lo fueron feministas, sino de clase, la obrera, y estaban relacionados con mejorar sus condiciones laborales y las de vida de sus familias. En la mayoría de las huelgas, las mujeres fueron reprimidas. De allí la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, declarada por la ONU en 1975.
Hay que tenerlo presente, la estrategia de las mujeres de detener la producción, el trabajo y el aporte a la economía, tiene hoy una nueva cita con la historia, por ello se ha convocado al Paro Nacional. Ahora se conjunta la sinergia de mujeres emplazadas por un denominador común: la protesta por la crisis de discriminación y violencia de género; pandemia que no encuentra límites en los espacios en donde se comete, ya sea familiar, laboral, escolar, universitario, comunitario o institucional; llegando a convertirse en un contexto feminicida, lo que significa que ningún espacio es seguro para las niñas y mujeres.
El Paro Nacional no lo definen, convocan o permiten las y los empleadores, patrones, el Presidente de la República, gobernadores, ni líderes religiosos, políticos o sociales. Lo ha definido la historia del movimiento de mujeres que reivindica el derecho al acceso al trabajo digno, asalariado en igualdad de condiciones y con seguridad social; al ejercicio pleno de todos los derechos humanos, para vivir libres de discriminación y de violencia.
La historia de las mujeres ha visibilizado que, gracias a los movimientos sociales, ahora el trabajo digno —incluido el derecho a la huelga y al paro— sea un derecho constitucionalmente reconocido a las mujeres. Por lo que, en el ejercicio del mismo, debe respetarse plenamente la dignidad humana de las trabajadoras: del hogar, jornaleras, textiles, maestras, taxistas, de la construcción, asistentes, servidora públicas, funcionarias, militantes de un partido político, reporteras, defensoras de derechos humanos, directoras, diputadas, senadoras, juezas, magistradas, docentes, investigadoras, comunicadoras, fotógrafas, artistas, poetas, pintoras, escritoras.
Por ello, el principal cuestionamiento al que debemos acudir, cuando pensemos en el Paro del 9 de marzo, no es quién está detrás del mismo, eso —desde mi punto de vista— es ocioso y mal intencionado. Lo que hay que señalar con contundencia es el hecho de que las mujeres, en todas las latitudes, viven condiciones de discriminación y violencia que no deben justificarse, permitirse ni promoverse. La violencia debe ser erradicada de una vez por todas.
En el marco de la huelga de mujeres de este año, pregúntese si la incorporación masiva de las mujeres al ámbito laboral ha implicado el reconocimiento del derecho a salario igual, al acceso a la seguridad social, a condiciones laborales dignas; si a las trabajadoras domésticas se les reconocen sus derechos laborales; si las mujeres con alguna discapacidad son tratadas con respeto o si en realidad tienen acceso a un trabajo digno. Revise la condición de las mujeres indígenas, en qué espacios y situaciones laborales están siendo contratadas; cuestiónese si las jóvenes tienen acceso a trabajos que permitan su desarrollo profesional. Analice si las adultas mayores tienen acceso al trabajo o, si lo tuvieron, se garantiza su derecho a la pensión digna; si a las mujeres que realizan el cuidado de los otros se les reconoce como trabajadoras; si aquellas que deciden emprender un negocio lo hacen en las mismas condiciones que los hombres; o si las periodistas tienen las mismas oportunidades laborales y salariales que sus compañeros; si las servidoras públicas laboran libres de acoso y hostigamiento sexual. Es más, pregúntese si las mujeres trabajadoras pueden ejercer libremente su derecho a la huelga o al paro sin que sean señaladas, reprimidas, violentadas, persuadidas, se minimice o ridiculice su capacidad de organización. Luego preguntémonos: ¿qué hacemos como personas, como gobierno, como autoridad, como Estado para mejorar las condiciones de las mujeres, para eliminar la discriminación, la violencia, los asesinatos de filas y mujeres, para cambiar la vida de muchas?
El derecho a la huelga y/o al paro de labores están enraizados históricamente en la estructura de la resistencia obrera y de las reivindicaciones del trabajo organizado. Más allá de una visión formal o legalista —ya que este derecho está regulado con base a principios, clasificaciones y procedimientos específicos—, tienen fuerza reivindicatoria, por tanto, pueden comprender intereses profesionales, laborales, económicos, sociales, culturales, políticos, entre otros. Eso no debe perderse de vista, debemos tenerlo en cuenta al momento de ir colectivamente por un objetivo en común. De otra manera, se permitiría desvirtuar la protesta.
El Paro de Mujeres es resultado del ejercicio de un derecho humano, no es concesión de nadie; por lo que hay que dejar claro que no se circunscribe a llamados individuales, políticos, partidistas o de un grupo o movimiento específico; no es propiedad de nadie. Por su naturaleza, se acompaña, se respeta y/o se generan las condiciones para que se lleve a cabo en un ambiente de libertad y seguridad.
El Paro es de mujeres. Para que dejen de vivir en condiciones desiguales y violentas tanto en el espacio privado como el público. Su poderío está en la fuerza reivindicativa de los movimientos que lo impulsan. Su incidencia está en las redes que se puedan construir a favor de nosotras, de todas. 
Ahora se han sumado instancias del gobierno federal, de los estados, universidades, partidos políticos, iniciativa privada, medios de comunicación. El gran logro, este 2020, es que el Paro de Mujeres está en la Agenda Nacional y es un hecho nunca antes visto.
Por ello, en el marco del Día Internacional de la Mujer evite regalar flores o chocolates. Evite mensajes de felicitación. No hay nada que festejar. La conmemoración del 8 de marzo se instauró para la concientización acerca de la condición de las mujeres en diversos espacios y ámbitos de la vida. Es para hacer un a la conciencia y a la acción sea individual o colectiva.
Este 9 de marzo que las mujeres paren. Que cada quien lo haga —como bien lo han dicho compañeras feministas que aprecio, valoro y respeto mucho— "de acuerdo a su interseccionalidad", esa es la mejor manera de conmemorar.

miércoles, 12 de febrero de 2020

La sororidad de Marcela Lagarde me conmueve



Por Adriana Guadalupe Rivero Garza
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“Si tú le preguntas a otra ¿qué te conmueve? Tocas lo que a ti te conmueve”, dijo Marcela Lagarde, mientras todas las presentes dejaron asomar las lágrimas ante tantas muestras de sororidad. 

Hace un año, en el marco del 20 aniversario de Inmuza-Semujer, tuve la oportunidad de escuchar, leer y escribir sobre este mecanismo para el adelanto de las mujeres, sobre sus titulares y las osc que impulsaron su creación. Las historias de todas me conmovieron. Aprendí que las redes entre mujeres, de sororidad, se tejen con el hilo del reconocimiento. 

Lamentablemente, cuando de instancias de las mujeres se habla, lo más recurrente que escuchas es: "allí vienen otra vez estas p. viejas", "ahora qué quieren", "allí van otra vez con su igualdad", "ches feminazis", "debería haber una secretaría para los hombres". Por otra parte, también se suele escuchar: “no sirven de nada”, “no hay perfiles”, “son cómplices del estado”, “no son sensibles con las compañeras”, “no quieren soltar sus privilegios”, “se quedan calladas por mantener sus sueldos”, “no son feministas". Un largo y sin fin de descalificaciones. Dicha práctica está más cercana a un sistema machista, misógino, dominante y patriarcal que a una filosofía feminista. 

Por ello hoy, queridas compañeras y amigas, hoy más que nunca me asumo feminista, reconozco y respeto el movimiento en su gran diversidad. 

En mi siempre encontrarán, en la medida de mis posibilidades, a una aliada para realizar acciones a favor de la igualdad y la erradicación de la violencia de género. 

Quizá no logre estar a la altura de alguna expectativa o de algún feministrómetro malamente aplicado, pero intento (desde las enseñanzas de grandes maestras que he tenido) vivir la sororidad como “una práctica política feminista, como un pacto para dedicar nuestras historias” (académicas, sociales, culturales, políticas, partidistas o institucionales) a mejorar la vida de las mujeres. 

En mi siempre encontrarán respeto absoluto a las diferentes formas y estilos de reivindicación feminista, porque al igual que todas quiero que la violencia hacia niñas, jóvenes y adultas se termine, quiero una vida en paz, por ello invitaré a la unión en la diversidad.

Vamos todas por un objetivo en común, hagámoslo como cada quien puede, porque como nos dice Marcela Lagarde:  “lo constructivo del feminismo es que, en medio de conflictos y contracciones, siempre propone y busca alternativas”.


¿A ti qué te conmueve?




Inmuza-Semujer no nace, se hace.



El 15 de septiembre de 2016, durante el trayecto de varias horas a un municipio de nuestra entidad, surgió la idea de escribir sobre la experiencia de las titulares del Instituto para la Mujer Zacatecana y de la Secretaría de las Mujeres. El trabajo que han realizado todas no ha sido sencillo, en algunos momentos se tuvieron que enfrentar a lo que ellas mismas han definido como un sentimiento de ausencia de pertenencia tanto al quehacer gubernamental como a la reivindicación social: “no se sabe si eres de aquí o de allá, solo sabes que debes trabajar.” 

Este año se materializa un sueño, el de darle voz a las Directoras Generales o Secretarias de las Mujeres del Estado de Zacatecas. Ellas escriben su historia, la que nació hace 20 años gracias a las demandas, reivindicaciones y acompañamiento de los movimientos feministas y de mujeres de nuestra entidad. 

Inmuza es la inspiración de las zacatecanas, de quienes lo pensaron y lo hicieron posible, quienes trabajaron día y noche para contar con una Instancia que institucionalizara la obligación de todas las autoridades de reconocer, promover, proteger y garantizar los derechos humanos de las mujeres; con una Dependencia que dirigiera la política de igualdad entre mujeres y hombres en toda la entidad federativa. 

La reconocida filósofa feminista, Celia Amorós, asegura que “conceptualizar es politizar, es hacer pasar de la anécdota a la categoría”; de reconocer que la desigualdad entre mujeres y hombres tiene una dimensión estructural. Por ello, la transversalización de la perspectiva de género va más allá de una metodología o de forma de trabajo, porque no es lo que han considerado como una trivialización de las reivindicaciones feministas; es, por lo contrario, convertirlas en un asunto de Estado; para ello se requieren puentes de comunicación que son los mecanismos para el adelanto de las mujeres. 

Camino hacia la igualdad. Inspiración entonces y ahora tiene la intención de poner en perspectiva las luchas de las mujeres, de las zacatecanas, de documentar el proceso a través del cual se transitó del caso a una Ley, a un Instituto, a las políticas públicas, a acciones  concretas; de la transición de la anécdota a la Instancia rectora de la política de igualdad. 

Memorias de Semujer 1999-2019 fue escrito con base en las experiencias y vivencias de once mujeres que estuvieron al frente de Inmuza y Semujer; así como de actoras estratégicas que impulsaron desde la sociedad civil y otros organismos la creación, fortalecimiento y sobrevivencia de este mecanismo. Sus entrevistas fueron reforzadas con fuentes documentales y hemerográficas; sin embargo, fue la voz de ellas la que dio vida a este primer ejercicio de historia del mecanismo para el adelanto de las mujeres en Zacatecas. 

Documentar estas Memorias no fue tarea sencilla, en muchas ocasiones hubo dificultades para encontrar fuentes directas del trabajo que realizaron las titulares de esta Instancia. Sabemos bien que, hasta para recuperar un hecho histórico, hay un sesgo de género marcado por un sistema patriarcal, machista y androcéntrico que no deja huella de la labor de las mujeres. Por ello, este ejercicio encuentra sus propias deficiencias, lo reconocemos, pero es una labor que hacemos con la conciencia de que es necesario hacer visible lo invisible hasta donde podamos. 

Exponer a la luz los trabajos que realizaron las titulares de la Instancia para la Mujeres en Zacatecas es nuestro deber. Las redes entre mujeres, de sororidad, se tejen con el hilo del reconocimiento. Por esto, agradecemos a todas las mujeres que han dado su vida, su tiempo, sus sueños, sus convicciones y su trabajo para que hoy contemos en nuestra entidad con una Secretaría de la Mujeres. 

Estas Memorias son suyas y pretenden hacer justicia a todas, porque gracias a su trabajo continuo hoy podemos celebrar 20 años de Inmuza-Semujer. 

Inmuza-Semujer no nace, se hace. 

Adriana Guadalupe Rivero Garza Secretaria de las Mujeres del Estado de Zacatecas 

Zacatecas, Zacatecas, 8 de marzo de 2019 

sábado, 24 de noviembre de 2018

Querida Pequeña

Por Adriana Guadalupe Rivero Garza
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Querida Pequeña:

No me conoces, pero yo a ti sí. Te conocí el sábado 21 de julio de 2018, cuando nos reportaron tu desaparición. Vi tantas veces tu fotografía para reconocer cualquier detalle tuyo.

Eran las once de la mañana cuando se envió notificación de activación tu búsqueda. 

Querida Pequeña, no me conoces por eso quizá dudes si te digo lo que sentí al recibir la llamada. Me temblaron las piernas, sentí un vacío en el corazón y un miedo profundo.  Sé muy bien que las primeras horas son primordiales; así que no se debe dudar ni un segundo para comenzar la búsqueda “donde sea y con quien sea”. 

No me conoces Pequeña, pero quiero decirte que -aunque escuches una y otra vez que no te buscamos- sí lo hicimos, sí te buscamos de manera inmediata. No solo por obligación, sino porque de verdad nos importas, al igual que todas las niñas.

Querida Pequeña, quiero que sepas que muchas personas te buscamos incansablemente durante 60 horas, se revisaron archivos, registros, cámaras. Quiero que sepas que no estuvimos inactivos. 

Hay quienes comentan que estuvimos de brazos cruzados y nos tardamos en tu búsqueda. No es así, hay quienes lo saben porque formaron parte de ello.

Querida Pequeña, no nos conoces pero quiero que sepas que nos duele la forma en que te fuiste de este mundo que usa a las mujeres como objetos desechables y que es capaz de cometer las más atroces violencias a personitas como tú.

Querida, sí te buscamos. Y me llena de rabia no haber podido hacer más por ti. Si hubiera podido hubiera salido ese mismo día a tu búsqueda, tal como algunas personas lo propusieron: ¡vamos, salgamos, vayamos al lugar y busquemos nosotras mismas!

Sí te buscamos, pero la maldad te alcanzó muy rápido, no nos dio tiempo de encontrarte con vida y te lloramos, al igual que gente cercana tuya. Te lloramos llenas de rabia, de dolor, de indignación, de impotencia.

Querida, no me apena decirlo, también te rezamos, lo hicimos con toda la fe, imploramos que estuvieras con bien. Aun lo seguimos haciendo.

Pequeña, no te llenes del odio que han tratado de contagiarte. Hay gente buena en este mundo; esa gente estuvo buscándote día y noche para localizarte; no compartiendo tu foto en redes sociales, no; realmente estuvieron buscándote en todos lados, metiéndonos hasta donde no debíamos.

Querida Pequeña, descansa en paz. Muchas personas que nos quedamos en esta tierra no estamos tranquilas. Quizá pudimos haber hecho más, quizá debimos salir a gritar tu nombre por las calles, por los alrededores; quizá debimos despertar al vecindario para unirnos todos en un solo nombre.

Querida Pequeña, descansa en paz. Aquí no descansaremos hasta que se haga justicia por tu partida adelantada.